La melancolía que aparece cuando recuerdas a los vecinos que adornaron tu existencia en tu lugar de origen, te hace difícil retornar y estar en ese lugar que en tiempos fue de ensueño. Hay muchos silencios en las paredes que te obligan a permanecer poco tiempo y quieres volver a tu zona de confort para evitar la tristeza,... esto lo sé de buena tinta.
La naturaleza nos da un trozo de existencia a su conveniencia que tenemos que saber interpretar, pues ese permiso de vida, tiene su caducidad y sus inconvenientes,... unos vienen y otros van. Pero a la vez que entiendes ese proceso, hay que colaborar para que los árboles del hortal, las tejas de la iglesias y las historias que viviste no caigan en el olvido. En ese trozo de tiempo, si quieres, puedes transformar muchas cosas y construir trenes de alta velocidad, porque, aunque los cabañales que conociste han pasado a mejor vida y que la hoz y la zoqueta solo sirvan para adornar las paredes de las bodegas, los viejos tiempos requieren la máxima devoción.
Hace años monté una tienda mágica, llena de ensueños y de recuerdos en la calle La Lechuguilla de Uncastillo. El local sobrio y acaparador pasó de ser un almacén de almendras, a ser una tienda de exposición de sentimientos y recuerdos abierta al público. La llamé La Tienda de la Melancolía. Allí acudían las furgonetas de tres ruedas, como la de Ismael, a descargar los cientos de detalles que rodearon a los habitantes del lugar, desde libros y repostería, a mobiliario y recuerdos que se instalan en la mente por los tiempos de los tiempos,... la música,... nuestra forma de hablar y devoción a los santos y los inciensos. Esto y muchas cosas más acumulé en este local del ingenio para que no se las llevaran los espíritus del olvido.
.... la verdadera iniciativa " industrial " contra el olvido ....
El deber, aunque pasen los tiempos, es el de inscribir en las conductas de la historia a los "templarios rurales ", esas personas que en su día decidieron residir en el pueblo para alimentar la vida social en la comunidad,... sin ellos no podemos hacer nada, son los verdaderos protagonistas. Al rededor de ellos transcurre la vida y los cuidados de su entorno, de su legado histórico, las actividades culturales y los sonidos de las campanas,... y los homenajes.
Quizá no actuamos bien con esa huida hacia adelante que describo al principio, pero es de reconocer que la edad dicta estos sentimientos y la carga emocional y los recuerdos se apoderan de la corrección,... todo es comprensible.
Los méritos los tienen los habitantes que completan las cuatro estaciones del año y que permiten que la vida buya por las calles. Los demás, con hacienda y pila bautismal del lugar, también tienen su mérito, forman parte de la historia viva del pueblo y su vinculación es muy fuerte en ciertas épocas del año. Quizá, somos los hijos pródigos los que vamos poco,... no queremos pasar un mal rato.
En el fondo todos queremos echar una mano para que nada desaparezca.
Con respeto.
Chavierín.