viernes, 18 de junio de 2010
AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS,... en Uncastiello
Hace unos días, mi amigo José Luís, me envió unas fotografías, que me hicieron recordar esos buenos momentos de mi infancia,... la felicidad que nos rodeaba,... los entretenimientos y, también, ¡Cómo no !, las obligaciones de la edad.
Esta infancia se desarrolló en Uncastillo, un pequeño pueblo aragonés,... castizo, con muchos años de historia y arte por doquier en sus edificios e iglesias con muchas calles y callejones que rodeaban al viejuno castillo, ahora en restauración.
Este era nuestro lugar de la infancia,... ¡maravilloso !,... y maravillosos también, esos años llenos de imaginación,... e importantes también, las personas de mi edad que tomaron parte de esa época.
Entonces apenas había televisiones y no dependíamos de ella para disfrutar,.... no nos hacía falta, éramos fans de los juegos populares. De tradición,... deportistas. Nos gustaba la pesca, la bicicleta, etc, pero sobre todo nos gustaba la aventura,... el descubrir nuevos parajes,... hacer cabañas, aunque también era importante el cine del pueblo para nosotros.
No todo era disfrutar, también teníamos obligaciones,... la de ir a la escuela,... la de aprender la disciplina y saber respetar a los mayores,... ¡tuvimos buenos profesores !,... y la obligación de ayudar en casa, en las tareas del campo o, al menos, la de hacer compañía.
Siempre se ha dicho, que al tener tantas iglesias, por fuerza teníamos que ser monaguillos,... y es verdad, lo fuimos casi todos. Las iglesias incomparables, con imágenes que nos imponían respeto,... un cierto miedo,.... poca luz y muchas velas y, a veces, miradas fijas que te asustaban en las tardes cerradas de invierno.
Nos tocó cantar misas en latín, Ad Nonam, Ad Terciam,... de difuntos, y también participar en los entierros. En fin, tuvimos la gran suerte de ser monaguillos de iglesias medievales,...¡ con lo que se lleva ahora !,... los templarios,... Leonardo da Vinzi,... fue, ante todo, una actividad maravillosa.
En aquellos años, dimos rienda suelta a la imaginación, coleccionando " El Chirivín ",... haciendo carricoches,... cabañetas, experimentar con las resistencias y diodos para crear nuestra radio particular de ventana a ventana,... no parábamos un momento,... nos sobraba energía.
..... ¡ Qué recuerdos....!
Esta era la vida de la infancia, en pinceladas, de unos jóvenes nacidos en un pequeño pueblo de montaña.
Hoy, también existe la infancia,... maravillosa también, pero con más recursos,... con entretenimientos a la carta,... televisiones de mil colores,... cinemas,... juegos en las redes,... campamentos de verano,... piscinas,... pero quizás les falte ese puntico de imaginación.
Esta pequeña historia la rememoro yendo a mediales con mi buen amigo de infancia, José Luis.
¡Siempre estaban acetrinados por el sol estos mocetes !.
Chavierín.
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Poco más se podría añadir a tu precioso artículo ya que en él se narra la esencia de lo que fueron nuestras vivencias pasadas. Desde luego, a la luz de la evolución de los tiempos, nuestra infancia y adolescencia fue bastante especial. La televisión y el resto de las pantallas, actualmente tan ubicuas, no ocupaban el espacio que ahora detentan entre los jóvenes. Nosotros no necesitábamos ver series de televisión porque éramos continuamente los protagonistas de nuestras propias vivencias. Vivíamos en contacto permanente con la naturaleza y sentíamos una curiosidad innata por todo lo que nos rodeaba. La lista de actividades que realizábamos se podría ampliar: cazar baucinos, tocar la batería con latas de la basura, aventurarnos en casas abandonadas, hacer meriendas, escuchar el tocadiscos, etc etc... Cualquier ocasión era buena para disfrutar y pasarlo en grande. Un saludo y sigue escribiendo estos artículos tan emotivos. José Luis
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