domingo, 18 de mayo de 2025

LOS RIOS DE LA VIDA ( Capt.1º )

 

       
       SOR   SOFIA

     No sé cómo podría adaptar los ríos de la vida de una forma figurada por el paso del tiempo, a las historias y relatos personales que este escribidor ha tenido a bien exponer en estos últimos años.

     Plasmar y plasmar, esa era la intención, quizá para que se queden escritos en las paredes del tiempo con tintas de colores.

     Las aguas de los ríos venían fuertes cuando escribía sobre mi recorrido vital acumulando en el contenedor muchas anotaciones que nacen de observar los alrededores de mi destino en el planeta, Uncastillo,... como era,..  "cordillera jasca entre dos ríos, donde los nidos de milano y otras aves del cielo vivián su pasión por las alturas ". 

    El pedregal era el soporte para hacer edificios y paredes de huerto para separar las haciendas. El piquero tamborín, modelaba el sillar para mezclar el arte y la belleza y colocarlo en las iglesias. Sin puente levadizo, pero con muchas costeras, se erigía el castillo en las alturas para vigilar al caminante que daba vueltas sin parar, mientras los mareos dibujaban sus calles para despistar al enemigo..

     De suerte tuve yo de nacer en una plaza egregia al lado de una portada de iglesia que atrajo a la bohemia del arte para cincelar una obra única en el mundo. Ese desparpajo asombraba a los caminantes amantes de la perfección cuando observaban este descubrimiento. Santa María la Mayor, la llaman, con portones de crujidos que solo se abrían para las fiestas grandes y cuando un paisano nos abandonaba. En ese lugar se entonaban cánticos de alabanza desde las alturas del coro, que conocí cuando me sentaba en las primeras filas de los bancos donde aprendí a rezar.

   Para dejar de ser perdigana y ser un hombre de provecho me llevaron a un colegio de monjas milagrosas para que aprendiera a leer y a escribir. De madrina tuve a Sor Sofía, una monja traída de las montañas astures que nos aleccionó bien en la perfección y en las letras cursivas.

    De bata blanca iban vestidos los infanzones para dar seriedad a la enseñanza y la pulcritud y acudir en silencio a la capilla. Muchos, muchos, alumnos componían el parvulario de etapas que llegaba hasta la comunión, todos estábamos en la misma clase. 

     La inteligencia se premiaba con medallas que siempre llevaban los mismos. Y así fuimos en disciplina, hasta que nos comulgamos y pasamos a la escuela porque ya estábamos prestos para la disciplina,... nos costó la adaptación. 

     Y hasta aquí llega este primer formulario de escritura que quiero emprender, para ir contando por etapas lo que fue mi recorrido vital de forma somera y un poco literaria,... pido perdón por el atrevimiento.

     Todo toma parte de los ríos de la vida.

      Con respeto.

      Chavierín.  

4 comentarios:

  1. Muy buena iniciativa, Javier. Seguro que llevarás la empresa a feliz término. Entrenamiento no te falta. Son ya muchos años de acudir puntual a tu cita semanal. Has ido puliendo tu estilo y has introducido tu perspectiva y visión personal en tus escritos.
    "Los ríos de la vida" prometen y yo también me veo reflejado en muchos aspectos del relato.
    Esperando ya la segunda entrega.
    ¡Que la pluma no pare!

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  2. Me alegro que te guste la iniciativa, muchas gracias, José Luís.
    Saludos.

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  3. Aún recuerdo alguna de las canciones infantiles que cantábamos en esa clase donde cabíamos todos...y cantar los gentilicios de ciudades y pueblos de España...porque todo lo aprendíamos cantando, las letras, los números...
    Hay tiempos y vivencias que no sólo deben ser recordados, también deben ser celebrados.
    Desde Leganés, un abrazo

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  4. Estuvimos en esa bonita historia de vida
    Éramos muchos y bien avenidos
    Un abrazo.

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