miércoles, 14 de septiembre de 2011
LA ERMITA DE LA COLINA,... en Uncastillo
Allí, junto a esa pequeña talla, convivían los deseos,... los sueños,... a veces los llantos....
La emoción y la melancolía se mezclaban con el paso del tiempo,... las " gratias agimus tibi ", por estar,... por retornar otra vez a ese lugar.
Para el lugareño era referente obligado, el levantar la cabeza y mirar al altozano pidiendo ayuda y gracias silenciosas.
Allí, se construyó hace cientos de años para que cuidase de la población.
Desde allí, se creía, controlaba el pulular de la vida, las idas y venidas de sus gentes,... el tintineo de los yunques,... el sonido de las esquilas,... el griterío infantil o el canto de alguna dama en el tendedor...
Observó épocas de tristezas,... de enfermedades,... de enfrentamientos,... de malos modos de convivencia,... de llantos fuertes,... de desgarros,... pero también vio alegrías,... cantos y bailes, teatros, músicas, y risas y más risas y fue el testigo protector con el paso de los tiempos. Su pueblo, sus gentes, eran así y por eso siempre les arropaba.
El tributo debido se efectúa el ocho de septiembre, subiendo a la colina, recordando que el icono de su existencia sigue ahí con buenos augurios.
Las curvas y los pinos se mezclan con el paisaje y los cánticos de camino empedregado y emoción contenida.
Así suelen ser los encuentros en el día de los santos patronos de las poblaciones, se festeja la existencia,... la trayectoria de vida de los lugareños,... siempre juntos, festejando que en ese lugar empezó su existencia.
De mi mundo,... de mi lugar, me quedan estas sensaciones,... emociones, y cientos de perfumes,... de tomillos y hierbabuenas,... de espliegos,... por lo que tengo que regresar de vez en cuando para mirar al altozano y decir que ya estoy aquí.
Salimos,... viajamos,... vivimos en otros lugares, pero todos tenemos el rincón de la vida, el del retorno, donde están los seres queridos,... tu querido lugar... Uncastillo.
Hoy, Chavierín, festeja a su manera, las fiestas del lugar.
Chavierín.
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Que importante es tener raíces y,sobre todo, mantenerlas vivas. La Virgen de San Cristobal, la mirada se va sola hacia su casa en el monte apenas se pisa el pueblo. Un buen punto de referencia para todos.
ResponderEliminarDesde Leganés, un abrazo.
Tus artículos, Javier son como el buen vino: hay que saborearlos, sorber tragos cortos y degustarlos con vehemencia. Para mí, la lectura de tu blog representa como un ritual al que le dedico un tiempo tranquilo todas las semanas.
ResponderEliminarEn esta ocasión -y como siempre- me ha gustado mucho el enfoque que le das al monte con la ermita. Respetuoso pero alejado de mojigaterías. No sólo la ermita es el símbolo. En esta ocasión, el altozano, como tú dices lo pintas como mudo testigo de los aconteceres acaecidos a lo largo de los siglos en nuestro querido pueblo. Muchas alegrías y también muchos hechos lamentables y execrables.
El audiovisual del castillo comienza diciendo aquello de que "si las piedras hablaran..." Nosotros podríamos decir también: ... si el cabezo de San Cristóbal hablara...
Un abrazo y feliz semana. José Luis