Después de meditarlo mucho, se marchó tranquilo a su retiro de Castel Gandolfo para pensar, escribir, descansar y recorrer el último tramo de su vida con la compañía de su piano.
Se lo llevó una llamada de atención a las conductas de la iglesia, era su rebeldía contra lo que no puede ser, tramas, obscurantismo y casos serios de pederastia, no se predicaba con el ejemplo.
El Vaticano tiene las ventanas muy grandes, todo lo que ahí ocurre se magnifica, impresiona, todo se observa al milímetro. Todo el mundo es consciente de su poderío económico, la gran banca Ambrosiana, su influencia en los estados, el poderío de las grandes órdenes religiosas extendidas por todo el mundo, las organizaciones católicas, las fundaciones de élite, el servicio social de atención al necesitado y las puntas de lanza en los misionados del tercer mundo. Es una organización escrita por los años de Biblia y normas, llevadas por el mundo y labradas en miles de ermitas y catedrales, centros de aseveración, de lo que tendría que ser la iglesia de todos los tiempos, de amor al prójimo y ayuda a los necesitados.
Como es natural todo el mundo espera que la iglesia funcione con buenos principios, que no se meta por caminos obscuros de tramas al uso. Limpieza y serenidad mandan los cánones, pero como estamos en los tiempos de la comunicación, en el de las inversiones, en el de las élites,... la iglesia no se ha quedado atrás, se ha subido a los trenes de la especulación y ha enturbiado a la iglesia pura, la de antes, y están floreciendo tramas y conductas nada edificantes.
Obstaculizar y no llegar a la verdad, es lo que impidió arreglar los puntos de vista distintos por la espera excesiva, es lo que produjo el abandono del cardenal Ratzinger.
Impresionantes son estas organizaciones, con gran poder de seducción, caramelo dulce, pero que no hicieron mella en la condición humana ni en la convicción del cardenal.
La condición humana nos describe a la persona, a su inteligencia, a su dignidad, la que da validez a todos estos principios, a sus convicciones y, es por eso, que el cardenal Ratzinger no ha escrito ninguna historia triste dentro de la iglesia,... al contrario, con su decisión, ha puesto las bases para que sea más honorable.
Chavierín, piensa que el poder de las instituciones, de la empresa, nos podrá vilipendiar, pero el convencimiento de lo bien hecho mantendrá, a la larga, el fundamento de la razón.
Chavierín.
Se lo llevó una llamada de atención a las conductas de la iglesia, era su rebeldía contra lo que no puede ser, tramas, obscurantismo y casos serios de pederastia, no se predicaba con el ejemplo.
El Vaticano tiene las ventanas muy grandes, todo lo que ahí ocurre se magnifica, impresiona, todo se observa al milímetro. Todo el mundo es consciente de su poderío económico, la gran banca Ambrosiana, su influencia en los estados, el poderío de las grandes órdenes religiosas extendidas por todo el mundo, las organizaciones católicas, las fundaciones de élite, el servicio social de atención al necesitado y las puntas de lanza en los misionados del tercer mundo. Es una organización escrita por los años de Biblia y normas, llevadas por el mundo y labradas en miles de ermitas y catedrales, centros de aseveración, de lo que tendría que ser la iglesia de todos los tiempos, de amor al prójimo y ayuda a los necesitados.
Como es natural todo el mundo espera que la iglesia funcione con buenos principios, que no se meta por caminos obscuros de tramas al uso. Limpieza y serenidad mandan los cánones, pero como estamos en los tiempos de la comunicación, en el de las inversiones, en el de las élites,... la iglesia no se ha quedado atrás, se ha subido a los trenes de la especulación y ha enturbiado a la iglesia pura, la de antes, y están floreciendo tramas y conductas nada edificantes.
Obstaculizar y no llegar a la verdad, es lo que impidió arreglar los puntos de vista distintos por la espera excesiva, es lo que produjo el abandono del cardenal Ratzinger.
Impresionantes son estas organizaciones, con gran poder de seducción, caramelo dulce, pero que no hicieron mella en la condición humana ni en la convicción del cardenal.
La condición humana nos describe a la persona, a su inteligencia, a su dignidad, la que da validez a todos estos principios, a sus convicciones y, es por eso, que el cardenal Ratzinger no ha escrito ninguna historia triste dentro de la iglesia,... al contrario, con su decisión, ha puesto las bases para que sea más honorable.
Chavierín, piensa que el poder de las instituciones, de la empresa, nos podrá vilipendiar, pero el convencimiento de lo bien hecho mantendrá, a la larga, el fundamento de la razón.
Chavierín.
¡Un precioso artículo juicioso y ponderado, amigo Javier! Tú que pasaste por la experiencia de estudiar en colegio de la eclessia, viste lo bueno y lo menos bueno de la institución. Aunque mis creencias religiosas cada vez se reducen más, debo reconocer que todas las personas que conozco que han tenido contacto o se han formado en algún centro religioso siempre me han parecido, globalmente, buenas personas. Hay por tanto, algo en el mensaje de los evangelios y de las prédicas de Jesús que, realmente contribuye a generar buenas personas. La pena es que luego, las organizaciones y los jerarcas ya se encargan de enturbiarlo todo. Un abrazo, chavalote. ¡Y felices cincuenta y tantossssss! José Luis
ResponderEliminar