Cuando el tiempo azuza quedan en el desván los rastros de la vida, aquellas aficiones que un día tuviste y que las vas dejando un poco de lado porque tu espíritu no está por la labor de emprender de nuevo esas aventuras.
Y guardados quedan en el desván los cuadros que un día pintaste con gran devoción en cajas de cartón junto a las herramientas del huerto de las orillas del Ebro, que tuve que abandonar por el calor y los mosquitos,... aunque tengo que reconocer, que mi alma de hortelano no era tan fina como la de los hortelanos del Huerto de la Luna de Uncastillo. Las bicicletas les hacen compañía, permanecen también en su escondite del trastero con poca actividad,... las ganas de pedalear solo asoman un poco por las primaveras....
.... ¡ qué le vamos hacer ! ....
Creo que esta baja actividad va acorde con la edad y con el decaimiento de los entornos que nos rodean. Cuando ves que en el Parque del Agua todo se deteriora, cuando ves que los chopos se van secando sin dar explicación, o cuando ves que la familia de cisnes que le daban prestigio, ha desaparecido por la maldad, tu ánimo se deteriora y se agota,... y cuando ves que los responsables no quieren saber nada de recomponer la belleza del lugar, el enfado se hace pesaroso. Aquí suelo estar en la lucha con los de la Asociación de la Expo para denunciar en plaza pública.
.... otra nube de aflicción ....
Cuando visitas, cada cierto tiempo, tus antiguos territorios fuera de la ciudad, en Uncastillo y Alpartir, ves que el vecindario que te rodeaba, se va marchando dejando los barrios en silencio, y, ves cómo los campos de almendros se retuercen y secan por la edad, o cómo las cabañas viven sin techumbre porque no tienen a nadie a quien cobijar, o cuando por los campos apenas se oyen las esquilas del rebaño,... todas estas realidades se quedan en ese desván de la melancolía.
No queda otra salida que admitir, que eso de " más pincho que las pesetas ", solo se emplea en los planzones de nuevo advenimiento,... a nosotros solo nos queda señalarles con el dedo, el lugar donde lo tienen que plantar.
Veo que mi espacio se va estrechando y se vuelve más sentimental.
Pero,... estoy resistiendo.
Chavierín.














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