Hace unos treinta años, y con poca experiencia, nos hicimos cargo de un nuevo jardín sin ser buenos jardineros; dejamos pasar la gusana de la especulación y la incultura, y lo destruyeron todo.
Nos fiamos de los piquitos de oro, braceantes, y dimos como buenas sus discursos puntuales; como consecuencia vendrían después, las historias de los renglones torcidos, ojos mirando al suelo, escondidos bajo una risa picarona, impresiones expuestas, lamentablemente, en los cronicarios mundiales.
La Hispania nuestra, la del pastoreo, la que rellenó miles de estadillos de historia, refrendos de vida,... de arte, de señorío, de identidad y que ahora, unos pusilánimes banqueros y unos políticos de medio pelo la quieren degradar.
Pero lejos de la realidad, las estampas de los gallardos españoles no las ocultan los desmanes de estos indecentes,... ¡ qué más quisieran !
Hoy los hispanos estamos de moda por motivos diferentes; en el mundo del deporte sobresalimos en espíritu competitivo, en el mundo del fútbol, con los Alonsos, y en otros deportes con los Gasoles y Nadales, etc. etc. Somos brillantes y somos ejemplo de buena conducta.
El borrón enquistado de país de pandereta, bien la puede cambiar la actitud y la seriedad junto con lo que fue nuestra historia de España, plena y llena de sufrimiento, pero capaz de construir miles de rincones, que llaman la atención,... nuestra identidad de años en Europa y en el mundo.
Los indecentes de estos últimos años no pueden cambiar nuestro gran sentido de solidaridad, de ayudar a erradicar el dolor en otros lugares,... de apoyar iniciativas de desarrollo,... de tender la mano,... somos gente cabal.
Vendemos en los mercadillos, catálogos de grandes artesanos de la Hispania,... investigadores,... poetas,... juglares,... artistas,... pensadores,... buenos empresarios, tenderos y grandes estadistas de historia escrita muy respetables.
Para Chavierín los Hispanos son los profesionales, los que creen en su país, los que hacen que funcionen las cosas, los que nos marcan las líneas de actuación y decencia, los puretas y los indignados, y los que manejan bien los principios de convivencia, que afortunadamente, son la mayoría.
A estas personas de las calles obscuras les faltan principios, sensibilidad, ciudadanía,... todos estos especuladores no tienen patria, van a lo suyo, y complican la existencia por los lugares que pasan.
Antiguamente desterraban a las Guayanas a los delincuentes,... lejos, porque no eran dignos de llevar el nombre de su país por el mundo.
Al final Chavierín se queda con la actitud muy nuestra, familiar, de ayudar a los hijos,... de tener ilusión,... de tener fe en el futuro y de contar con nuestra capacidad para arreglar las cosas.
Esto fue lo que aprendimos en los anales de la querida Hispania.
Chavierín,... siempre con la cabeza bien alta.
Chavierín.
Los sufridos hispanos... macerados con el viento y los extremos térmicos. Forjados a base de guerras, invasiones y luchas. Acostumbrados a bregar con la tierra para arrancarle algún fruto. Acostumbrados también a vivir con bien poco. Los tiempos cambian, los pueblos evolucionan y las nuevas generaciones se acostumbran a los exigentes parámetros de la modernidad. Has dibujado bien nuestro carácter, el espíritu resistente de la sociedad de abajo. La solidaridad, el mirar por el bien común...
ResponderEliminarA los de arriba les basta con mirar de reojo las cifras de sus cuentas corrientes. Bah! no hay que preocuparse -dicen- De momento, el griterío de las algaradas casi no es perceptible. ¿Hasta cuándo?