viernes, 30 de abril de 2021

EL MANA QUE NOS ALIMENTA


           Lo que fuimos y cómo actuamos, está escrito en las tablas de las costumbres de aquel hogar familiar, es como si obedeciéramos la orden divina de creced y multiplicaos y contad a todo el mundo lo que habéis visto.

     Pues sí, nos fuimos de casa y nos salieron a despedir al autobús de la plaza del Olmo. La mayoría de edad y la búsqueda de futuro, nos obligaba a construir nuestro destino en otros lugares,... no había pan para todos. Claro que, nuestras madres nos enviarían en condiciones, con la ropa bien planchada en la maleta,... que los años de educación en el pueblo serían el pasaporte para ir por el mundo sin miedo, y que quizá tendríamos que llevar anotado en un papel la dirección de la patrona porque no habíamos conocido otro mundo de avenidas y trolebús,... la plaza del Carbón era la primera parada y fonda,... era nuestra diáspora

     Así comenzó la vida y los destinos de cada uno para labrarse el futuro y presentar algún hijo en la pila bautismal de las iglesias. Después seguiríamos  subiendo río arriba hasta llegar al punto de partida para ver a nuestros padres,... aunque con el tiempo se alargarían las visitas, porque el centro de todo, nuestro referente familiar, había dejado de existir,... mucho vacío.

     Pero algo nos dejaron encima de la mesilla escrito en un papel, un montón de consejos nacidos  en ese lugar: " no olvides nunca tus orígenes",... "que las grancillas que echaste a las gallinas no caigan en saco roto",... "que los frutos y leyendas de esta tierra, que es Aragón, nunca tengan fin",... "que el amor a las plantas de secarral y aliagas te sirvan siempre para hacer poemas",... "que los perfumes del campo y las esquilas de los rebaños te sirvan también para hacer poesías",... "que los sonidos de las campanas y la jota cantada por Galindo de Labé resuenen siempre en tus oídos",... allende los mares,....

    Y tomé ese papel de la mesilla y me aprendí las cosas de nuestra forma de vida y las puse en función. En mi pequeña huerta del sombrero de paja, al lado del Ebro, planté los arbustos de mi relicario venerado, la planta del espliego y la Fuente Nueva,... los tomillos y romeros de eternos perfumes en las albarcas,... margaritas y petunias de mil colores,... un rosal que me recuerda a los que tenía la plaza de Santa María en sus jardines de la Juana,... y hasta un arbusto trajinero que venía de las montañas de Ubio, las grosellas en racimo que tanto gustaban al personal,... un pequeño edén hecho con ese "maná" que alimenta nuestro lugar de origen,...

     Algo indistinguible, Moisés, todos queremos llenar las paredes con cuadros de tu tierra prometida, todos queremos tener en casa alguna sopera que dulcemente trajinaron las abuelas en el fuego,... todos queremos tener ese salero de la cabaña del pastor en antiguo, para exponer y observar en la cocina.

     Aunque el tiempo pase, quieres tener la mejor fotografía de tu rincón, aunque sean con luces y sombras, de tormentas u otoños,... da igual, todo te evoca belleza,... " y remontaban el río para llegar a ese lugar ".

     Hace cinco años escribí el artículo, La Barranquera, como homenaje a lo que fue la vida de nuestras gentes,... todo lo que nos enseñaron lo llevamos en el corazón... el maná que nos alimenta

    Nada se olvida

    Chavierín.

     

     

      

3 comentarios:

  1. Te iré contando nuestro día a día en tu pueblo y mandándote fotos, para que tus recuerdos y tus valores se mantengan en el tiempo... Te quiere tu sobri

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  2. Gracias, Soledad,buena idea, un beso fuerte.

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  3. Estupendo legado el que nos dejaron nuestros progenitores. El libro de instrucciones nos viene de maravilla para darle sentido y continuidad a la tarea ahora, en tiempos de jubilación.

    Poco necesitamos para alcanzar el nirvana. El dulce recuerdo de tiempos pretéritos y la sensación de acompasar nuestras aficiones con las directrices que se nos proporcionaron de niños.

    Genial artículo, Javier. Me siento plenamente identificado con él. Yo también sigo la vereda por la que transitaron mis antepasados. Y eso me proporciona una gran satisfacción.

    ¿Qué más queremos?

    Un abrazo

    JL

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