viernes, 17 de septiembre de 2021

"DOLCE Y GABBANA".... en Uncastillo


           "" Entraba el sol por el balcón de la sastrería,... y descansaba manso, sin ganas de hablar con esa mesa grande de corte y patrón "".... eran tiempos de represalias,... el sastre estaba triste.

     ....el corte y la perfección....

          No tocaba presumir, solo era la moda del envase para llevar el trigo, la talega con rayas rojas que elegantemente portaban las caballerías del lugar. Las líneas a lo largo de la lona, centraban la caída de la carga en el lomo del animal para evitar que los de la puerta del bar le dijeran que, ¡qué mal puesta llevas la carga Gervasio!. La cincha gruesa con herraduras de boj, de estudio y diseño, sujetaban el grano hasta llegar al granero,... no era cuestión de improvisar....

     .... la moda de esos tiempos....     

     La impronta de la moda también llegaba a los trazos mágicos de las mujeres del ventanal, sus agujas de tejer daban forma a los jerseys de colores para afrontar los fríos del invierno. La calle Mediavilla era el escenario para probar esa frescura mientras tu madre te miraba por la ventana. A la hora de crecer nada se perdía, se deshacía de nuevo y vuelta a empezar,... estrenabas jersey con cenefa incluida,... la previsión....

     ....si no fuera por ellas....

     En la importancia de tejer con ganchillo tomó fama el ovillo de algodón para atar el embutido,... tenía mejor precio. Los manteles con borlas y cadenetas hechos a su vera, adornaban los salones y las colchas del mundo rural, la peana de San Pancracio y los manteles del altar de las iglesias.... aunque no sé yo si se merecían mucha atención...

     Remilgos quedan en las casas del mostrador de madera para extender los rollos de tela y preguntar cuántos metros necesitas,... ¡con un metro y medio te llegará para el pantalón de las fiestas !,... a media luz estaban los escaparates de porte y confección, no había mucho donde elegir.... ¡nuestras boutiques!

     .... el cortar la tela con el metro de madera, requería cierto ceño de seriedad....

     Y ¿para qué quería más el mundo de la elegancia si el gabán del varón con cuello de pelaje en los bancos de las iglesias, lo llenaba todo ?,... era la moda de los húsares austriacos desfilando por los arcos del triunfo,... prenda eterna...

     .... el patio de mi recreo....

     La moda y el tejido fino llegó al mundo infantil de la mano del semanero, las camisas de Suybalén de cuadros, bullían en la plaza antes de entrar a la iglesia; con las manos en la espalda por la expectación del estreno, nos sentíamos los reyes de la orquesta,... todos íbamos igual.

     ¿Y qué nos queda de todo esto?,... nuestro registro, las sábanas blancas tendidas al sol en el sombrano de las aliagas,... nuestra ofrenda, detalle que dibuja el afecto a la vida por actuar siempre con dignidad y agradecimiento, esa era nuestra actitud desde el principio de los tiempos.

     Con delicadeza solo quiero recordar lo que observé y viví con nuestros vestuarios,... ¡sí, éramos felices !

     ....pequeño detalle....

     Me contaban que cuando la guerra les confeccionaban los pantalones a los jóvenes de la casa, con la tela verde de la mesa del billar,... no había otra cosa,... corrían malos tiempos,... tuvieron mucha dignidad e iban con la cabeza muy alta...

     .... la vida misma....

     Siempre con respeto.

     Chavierín.

     

          

2 comentarios:

  1. ¡Genial! como de costumbre, Javier. El relato entero no tiene desperdicio pero hay algunos párrafos espectaculares:

    La peana de San Pancracio, los húsares austríacos y las camisas de Suybalén son, para mi gusto momentos cumbres de la narración.

    Los artistas sois los que apreciáis un mundo diferenciado donde la gente de a pie sólo contemplamos algo ordinario.

    Lo hablaba con tu hermana. Creo que los Cay tenéis un punto artístico que os diferencia de los demás.

    Mi más viva enhorabuena por esta entrada.

    Con mis mejores deseos

    JL

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    1. Sabes que siempre agradezco tus palabras, un poco comediantes sí que somos.
      Saludos, José Luis.

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