martes, 10 de enero de 2023

LOS NARANJOS DEL EBRO


           " Quizá las naranjas fueron el último manjar que saborearon muchos de los soldados que combatieron en la Batalla del Ebro "

     Sé que no llevo bien estos relatos, pero como  se trataba de un regalo de cortesía, me puse a leer con interés el libro que escribió José Antonio Ponseti, la Caja Azul, que versaba sobre la desaparición de su bisabuelo en el frente del Ebro. 

Su bisabuela guardó todas las cartas que recibía desde el frente del soldado republicano y las conservó en una caja azul para que su hija, y después el bisnieto, el autor del libro, una vez recibido el encargo de su madre, investigara el paradero de su bisabuelo.

     Las cartas del pequeño contenedor relataban las disciplinas y penurias que pasaban los soldados republicanos en el frente del Ebro. La instrucción continua para estar siempre preparados ante el avance de las fuerzas rebeldes, les creaba unos miedos y una ansiedad que eran muy difíciles de soportar. Las cartas a los familiares y los ánimos recibidos, era lo que les hacía mantenerse en pie. Las continuas escaramuzas acabaron con la vida de muchos combatientes. El Ebro y sus aguas se convirtieron en el campo de batalla inmisericorde de uno y otro lado, los dos buscaban adueñarse de esa barrera natural acampados por los pueblos cercanos de Mequinenza y Fayón. Al final, ganaron  "los buenos ",... y entraron en Barcelona....

     El autor completó el libro buscando por los archivos nacionales el paradero de su bisabuelo, pero no encontró información veraz de Antonio Zabala Puyals, hubo miles de desaparecidos sin identificar.

     En este libro vi el terror de los combatientes, los miedos, el infierno en el que los metieron esos militares para defender el honor de la Patria....

     .... por suerte o por desgracia....

      Mi padre también estuvo allí, en esa batalla del Ebro con los rebeldes,... con dieciocho años,... por obligación, y me comentaba que las mejores naranjas madre las había comido en Tortosa, cuando estaban acampados en los campos de naranjos. Nunca me habló de sus miedos, que los tendría, solo me hablaba de las naranjas,... no quería nombrar tanto dolor.

      También me contó que estando de guardia en una trinchera con el agua hasta la cintura en primera línea a orillas del Ebro, lo sorprendió dormido el capitán de guardia y lo propuso para hacerle un consejo de guerra por esa falta grave. Después de días de calabozo y dudas, y viendo sus hoja de servicio, correcta y cumplidora, lo perdonaron la vida.

     .... pero la historia no acaba aquí....

      A los pocos días lo volvieron a sorprender de nuevo dormido en el mismo lugar, en la primera línea de guardia. Me dijo que él ya se veía para allá, pero bueno, viendo las condiciones que estaban y que el avance de las tropas hacia Barcelona iba por buen camino, le perdonaron otra vez la vida, eso sí, le cortaron el pelo al cero.

      Con este relato del libro, in situ, he podido descubrir el terror por el que pasó mi padre,... las circunstancias, en el año treinta y ocho tenía dieciocho años,... y sí, lo he vuelto a compadecer, a él y a todos los combatientes,... ¡ cuánto daño hicieron los de los cuarteles en este país ! 

      Nunca me contó nada de disparos, de muertos,... quería olvidar, aunque alguna vez me comentó que le hubiera gustado ir a Tortosa,... quizá a rememorar o a rendir respeto a todos los que murieron allí.

      Cuenta José Antonio Fonseti, que en la batalla del Ebro murieron más de cien mil combatientes de uno y otro lado, que en el año sesenta y cinco los agricultores de Fayón acudían al ministerio de la Gobernación para saber qué hacían con los cadáveres que aparecían cuando labraban los campos,... la respuesta, ¡ échelos a una zanja común y si no al Ebro !,... esa orden les dieron.

     Aunque pasen los años siempre habrá un relato de la guerra civil española que nos pondrá muy tristes. Aunque cada vez el tiempo nos aleja más de ese suceso, siempre tendremos el permiso para compadecernos de nuestros padres por lo que sufrieron en sus años de juventud.

     ¡ Cuánto dolor causaron los de los uniformes !

     El tiempo que les tocó vivir.

     Chavierín.

      

        

      

2 comentarios:

  1. Estupendo relato, Javier. Y muy sentido.
    Engarzas con finura las conclusiones que sacas del libro "La caja azul" con tu personal experiencia de los relatos que te contaba tu padre.
    Esto si que es hacer historia. Cuando uno parte de sus vivencias personales es cuando de verdad comprende la magnitud de los sucesos que ocurrieron en el pasado y la trascendencia que todo ello ha tenido en nuestra propia historia individual.
    Otra vez mi más sincera enhorabuena
    JL

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  2. Les tocaron a nuestros padres tiempos muy complicados. Gracias por tus palabras.

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