viernes, 4 de septiembre de 2020

STAIRWAY TO HEAVEN,... en Uncastillo

          Pues sí, voy a tener la osadía de emplear el título de la canción más famosa de Led Zeppelin, Escalera hacia el cielo, para adornar de momentos bellos ese edificio de al lado del río, el Casino, construcción de altura con cientos de escaleras y local para celebrar acontecimientos de después de una guerra,... eso contaban. 
     Su construcción fue una apuesta de los que llevaban sombrero y zapatos de tafilete; tenía calefacción de carbón y conserjes de chaqueta blanca, divanes en los costados y sillas de despacho como las del puesto de la guardia civil,... fue el centro de los vencedores,... ¡ amos, digo yo !
     Así fueron los principios, entre humos eternos y palmadas para llamar al conserje,...¡ menudos eran, mozé !
     Con los años llegó el olvido y se fue la disciplina, y el Casino se convirtió en lugar universal de los paisanos.
     Recuerdo, como muestra, acompañando a mi padre de crío, para ver al Español o al Sabadell con formalidad y cuidado de no molestar,... en esa televisión única del pueblo y poderío,... se imponía el silencio reinante y las carambolas del billar.

     Después, los entreactos de la juventud... ¡ allí empezó todo !...

     Entonces fue cuando vivimos momentos dignos de renombre entre el Cointreau con hielo, la mesa de billar y la copeta en la mesa del guiñote,... ¡ buen punto llevas , mozé !,... nueve,... diecinueve,... ventinueve y treinta y seis,... ¡ siempre ganaba el bandido,... José Luís de Papes !,... buena persona.
    
     El Casino era el rey en las fiestas patronales. 

    El vermut acompañaba a las gambas de bandeja y bigotes largos y al bíter sin alcohol,... como si los viera.... Los conciertos eran épicos entre perolicos de ron y las canciones que magistralmente tocaba la orquesta Bonanza, la pionera, de los Pekeniques y Oye como va, de Santana. En anecdotario diré que hace unos años pude tocar con esa guitarra de los solos majestuosos, la tenía un conocido que se la compró al músico de la banda,... sí, de color rojo era, y sonaba de maravilla. Diré algo más, el músico alto del saxofón, del mismo grupo, vive muy cerca de casa,... cada vez que me cruzo con él,... recordatorio,... y vuelta a esos momentos... 
     Aquí tengo que nombrar a los hermanos Lozano, pioneros de la música de concierto y envidia, por lo bien que lo hacían,... otros genios y figuras, que desfilaron por ese bendito lugar.

    En algunos de mis relatos, el casino ha tomado parte de mi imaginación a la hora de escribir en esa mesa de mármol blanco, quería estar allí y recordar instantáneas, como cuando se veía desde la calle, la imagen de Luisito de Martínez mirando por la ventana, escena puntual que se me quedó grabada en la memoria.
    Después al final de los años y las vibraciones del suelo, el "Casino Arena ", quedó en desuso y despareció el local de los buenos ratos y la música celestial,... y ahí permanece como testigo mudo mirando a la plaza de los vermús y tiempos modernos.
    Quien sabe si este edificio tomará otra vez el vuelo,... si alguien con ingenio le dará vida de nuevo,... pero lo que está claro es que no perderá el embrujo de esos buenos momentos,... de las bodas,... de las celebraciones,... con la calefacción de colorete en la cara en los inviernos y el trasluz de sus ventanas,...... ¡ ya tocan a misa !,... ¡ hala pues, José, hora de ir a casa !,... ¡ llevaban toda la tarde jugando al tute !. 

     Al final quedan esas escaleras hacia el cielo,... hacia el sentimiento de lo que fue y representó durante años,... la placidez, la música, y los encuentros con los amigos,... y con los conserjes de chaqueta blanca,... todos tuvieron méritos,... pero el mejor,... Germán,... otra buena persona.

     Esta es la celebración de Las Fiestas de Uncastillo,... ¡ más alto que nosotros,... solo el Casino !

     Con el permiso de Jimmy Page y Robert Plant,... el Casino, y su Escalera hacia el cielo....

     Chavierín.

     

      

     

     


     

      

    

1 comentario:

  1. Me alegro de que hayas dedicado tu particular homenaje al casino. Y me encanta porque lo cuentas de maravilla; sin perder ni un detalle ¡no se te escapa una, pájaro!

    Has vuelto a revivir escenas pasadas con un punto de ternura y otro de nostalgia. Y, sobretodo, me encanta el detalle de nombrar a José Luis de Papes y a Germán ¡Buenas personas los dos, cada una en su estilo!

    Me parece estupendo que -poco a poco- vayan desfilando lugares, personas y situaciones que vivimos de niños en el pueblo. Alguien tenía que plasmarlo y tu lo haces de maravilla. Espero con impaciencia el próximo relato.

    Un abrazo, D. Javier

    JL

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