viernes, 25 de marzo de 2022

LA CARACOLERA


           En el jardín de las rosas de la plaza de Santa María, los animalicos de las lluvias con antenas de libertad, emergían en busca de sol. Su silencio inundaba las tardes de lluvia en su jardín de Versalles y se convertían en preciado manjar sin salir de casa.
    
.... allá por los años sesenta....

   ¡ Deja esos caracoles que los he criado yo !,. recriminaba la Juana, la "dueña" de esa plaza de ensueño y modernidad, con portal de piedra a su lado, lleno de "caracolillos fantásticos " que recogían las miradas del gentil cuando observaban su artesanía.

    El rosal y las caracoleras convivían con los aromas de vino, confites y tortas de anís, que emanaban de los soportales,... y con el incienso de la bendición que salía de la iglesia de la oración.

    En presidio, el canto de los pajarillos de la jaula del balcón, luchaba por sobrevivir al chillido eterno y ventilador, de los baucinos que toreaban la plaza del verano, revoloteando entre el humo de Cortés y la obligación de las personas,... ¡ buenos días, Marcelina !

     El sonar de las campanas emergía con normalidad anunciando alegrías y alguna tristeza mezcladas con los cantos que atravesaban las paredes de la iglesia y que yo escuchaba desde mi balcón,... ritos y plegarias que delicadamente entonaba la feligresía.

     "Junto a las rosas, la caracolera,... en la plaza, las mantillas y el rosario,... y en los hombros del jornal, la alforja que representaba el sacrificio de los hombres del canal al cruzar su plaza",... estampas llenas de verdad que también observé desde mi balcón,... ¡ benditos sean ! 

    "Gallarda torre misteriosa, la torre que estremece al mirarla al trasluz, las caracolas adosadas a su cúspide, la incrustan de arte en las alturas del cielo".

     .... me evoca ....

     " Eterno rincón de escoba y hojas danzando al albor de los otoños, la piedra ruda que a veces estremece por su soledad "

      Desde mi ventana, pasados los años, aquella plaza, distinguida y centenaria de jardín, dio paso al mundo de la piedra claustral con musgo verde adosado a sus paredes, quizá para que las plegarias tengan el impulso benedictino de acción de gracias que buena falta nos hace.

     Cuando una bella fotografía te evoca y te invita a escribir.

     Chavierín.

     - Creo que tendré el permiso de María José por haber empleado su fotografía para esta escritura. Siempre con respeto.

        

2 comentarios:

  1. Estupenda estampa la que has dibujado hoy, Javier.
    Excelente glosa de aquellos tiempos que, irremediablemente, siempre se recuerdan con nostalgia.
    Las impresiones emocionales de la infancia perduran.
    Más aún. Estoy convencido de que ahora, en la jubilación, rigen todavía con más fuerza cada momento de nuestras vidas.

    Me ha encantado la entrada de hoy. Un soplo de calidez en estos tiempos tan complicados.

    ¡Un saludo!

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  2. Pues sí José Luis, la sencillez y la tranquilidad de ánimo, es bien venida en estos tiempos.
    Gracias por tus palabras, saludos.

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