martes, 10 de mayo de 2022

EN LOS CAMPOS DE ARLES


           En estos tiempos que corren yo querría ver la normalidad que pintó Van Gogh en los campos de Arles de paz y sosiego.

     Todo lo que difiera en estos tiempos de la belleza y del canto a la vida, no entran para nada en los esquemas de un mundo mejor. Quizá pintó estos cuadros para dar esperanza al paso del tiempo, sabiendo que serían dignos de admiración en un mundo expuesto a las penurias y a las tristezas,... sus campos de trigo te reconfortan el alma.

     Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial y después de tanto dolor, se instituyeron unos principios y una vigilancia para nunca volviera a ocurrir semejante desvarío en el mundo. Desgraciadamente llevamos unos años de siesta, este mensaje se está adormeciendo en las mentes del olvido y está emergiendo una forma de pensar agresiva que busca destruir las Democracias, el criterio y el sentido común. Buscan un desorden social con descaro. El mundo banal y trumpista bebe en esas aguas de destrucción, antesala de lo que está ocurriendo con la guerra de Ucrania y que está afectando a la estabilidad europea. Cada país se vuelve receloso y comienza a abrir las fosas de sus castillos como si estuviéramos en la Edad Media en un sálvese quien pueda. 

     Y uno se pregunta, ¿ cómo pueden ser los dirigentes rusos tan despiadados que no le dan importancia a la vida ?, ¿ cómo se puede instituir de nuevo el fascismo cuando causó tanto daño a la humanidad ?, ¿ porqué hay tanto interés en destruir la convivencia entre los países ?

     Estamos volviendo a la época de los bárbaros, a las invasiones sin sentido, al mundo de los corsarios y el desorden, y encima les tenemos que hacer sitio en los parlamentos.

     La Democracia es un sistema que se creó para organizar los países, sagrado y proporcionado, para que todo el mundo viviera en igualdad y en libertad; hoy, para los políticos de pensamiento extremo, este sistema no tiene validez, no quieren normas, quieren campar a sus anchas como si Atila cogiera su caballo. El problema de todo esto, es que no podemos entender el porqué de esa conducta agresiva e intimidatoria. Quizá a los que vivimos en esos tiempos de disciplinas y silencios nos agobien más estas conductas,... los detestamos.

    Al final el cuadro de la Cosecha de Van Gogh nos ilumina, nos da placidez. Quizá la añoranza de unos tiempos pasados, dé la tranquilidad que el mundo necesita entre el trigal y el cabañal del sustento, no podemos destruir tanta belleza.

    Ante estos desajustes prefiero la sensibilidad y la ternura,... para ir tirando.

    Chavierin.

2 comentarios:

  1. Entiendo perfectamente que añores aquellos tiempos de serenidad y quietud. Ahora sobran las preocupaciones.
    Sólo tienes que conectar la tele y una avalancha de tragedias se desliza delante de tus narices.
    Si estamos demasiado pendientes de lo que acaece en nuestro país y en el mundo el hato de intranquilidades y desasosiegos no para de crecer.
    Yo creo que tenemos que buscar un punto equidistante entre no querer enterarnos de nada y mantener un conocimiento actualizado delo que pasa en el mundo.
    En más de una ocasión he procurado mantener a raya el trasto televisivo. Quizás en este período haya que darle un nuevo descanso.

    Comprendo tus cuitas

    ¡Un abrazo!

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  2. Tienes razón José Luis, te enfadas con los desmanes, pero hay que buscar que no te afecten.
    Es bueno el consejo.

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