Es bueno que un deudor de los sentimientos, al final del mes de mayo, se baje del autobús y suba la cuesta de Layana hasta llegar a la llanura de los Bañales que guarda los restos de una ciudad romana y una ermita que llama a la oración desde tiempos inmemoriales.
.... los que hemos nacido por estas veredas somos parte de su devenir en el tiempo....
La Virgen de los Bañales y su ermita ancestral hacen nido en los recuerdos y te trasladan a tus primeros años de cuando te enseñaron la importancia de ser romero para llegar a ese lugar. Esa costumbre de calor y de aprecio también atrapa a la gente de la comarca que sienten su visita como una obligación y se presentan como ejemplo de convivencia entre los pueblos,... en esa celebración todos son bienvenidos.
Y sí que pondría encima de la mesa los momentos de grato recuerdo de ese lugar que guardo en mi pañuelo sentimental.
.... expongo....
Hay momentos de asueto en el descanso del guerrero, peón en la excavación de Los Bañales con Don Antonio Beltrán cuando dábamos cuenta del pollo frito en la fiambrera de la alforja a la sombra de la ermita. Así estábamos prestos para descubrir los secretos de los centuriones romanos en esas ruinas milenarias. Y encontramos teselas de colores y agujas de pelo en las termas del baño y un calor contundente sin un árbol al que acudir,... parecía que estábamos en el desierto de los Faraones.
La delimitación de la excavación daba fe de los descubrimientos, entre los cedazos de porgar y las observancias pulcras del profesor con sus cuadrículas y anotaciones en su libreta de arqueólogo.
.... en sorpresa....
Recuerdo bien a los habitantes de las termas, la familia entera de lechuzas que adornaba el balneario con sus miradas profundas en su escondite del nido, bonito hallazgo. Y entre el carretillo de arena y la pala de labor, sonaba una jota mágica de un pastor cantada por los rastrojos cercanos, la peculiar voz de Galindo de Labé amenizaba los momentos y los cubría de melancolía,... un grato recuerdo.
.... aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas....
Hace unos días viendo la película de Paula Ortiz, de tu Ventana a la Mia, vi puntual las imágenes de la ermita y de las columnas de renombre como dándole vida a la celebración, atrayendo aquellos bellos parajes,... la fuerza de las imágenes y el sentimiento.
Ahora allí queda la modernidad de la excavaciones con determinación y buenos resultados que llaman la atención por su grandeza, pero también queda la obligación de recuperar la ermita de la Virgen porque parece ser que el paso del tiempo está haciendo mella en el edificio y se puede perder.
Las excavaciones y la ermita tienen que ir de la mano, este es nuestro sino desde tiempos inmemoriales.
Los dos pueden ser grandiosos.
Con respeto.... siempre estaremos allí, es nuestra obligación.
Chavierín.
Como siempre tu excelente memoria de cronista de la época te acompaña también en este relato.
ResponderEliminarYo recuerdo los cánticos en la ermita, algunos años de calor, los chupones de Papes y la caminata animada de jovenzanos determinados a demostrar sus capacidades andarinas.
¡Excelente relato, amigo Javier!
Un abrazo
Aunque pasen los años ese lugar siempre atrae. Gracias por tus palabras
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