Les invito a mis abuelos a esta celebración porque son muy importantes. Quiero que, en la ausencia, estén presentes,... porque cuando se trataba de arropar,... de atusar,... de acariciar,... eran únicos. Por eso, por esas atenciones, perduraron siempre en mi memoria.
De los cuatro abuelos que la natura me asignó, solo conocí a dos, a mi abuela Matilde, la madre de mi padre Tomás, y a mi abuelo Luís, el padre de mi madre Soledad. Los otros abuelos fallecieron antes de nacer yo, y solo tengo referencias de su bondad y su saber estar. Con la abuela Matilde apenas conviví, vivía en la ciudad, pero alguna vez que la visité, recibí ternura y mucho afecto.
Con el abuelo Luís ese fue otro cantar, hicimos la vida juntos, tanto, tanto, que dormíamos en la habitación que en tiempos fue un café con balcón a la plaza. El abuelo Luís, hombre espigado y parco en palabras, siempre adornó mi recorrido vital con atenciones y delicadezas. Mis tiempos de jovencillo con él en la finca de Ubio, tuvieron una magia de cuento,... en la huerta,... en el cabañal, haciendo el rancho,... montados los dos en la burrica camino a la hacienda,... en la delicadeza con que me arropaba al amanecer cuando se iba a su faena.
Cuando mi abuelo se fue haciendo mayor perdió la vista y su mundo se convirtió en el silencio atrapado en su sillón de mimbre. Las atenciones con él siguieron igual,... acompañarlo para bajar al patio por las escaleras,... a la habitación,... afeitarlo con brocha y jabón,... muchas conversaciones y preguntas,... era mi obligación de agradecimiento.,... sé que cuando me fui al internado se quedó muy triste.
.... por los senderos de la alegría ....
Les he dicho a los cuatro abuelos que pasen a la cocina, a todos, y se aposenten porque tengo algo importante que decirles,... sé que se alegrarán. Acabo de ser abuelo, mi nieto Mateo ha llegado al mundo en plena cosecha de aquellos campos de trigo, el 21 de julio, y nos ha llenado de alegría. Las ilusiones con su llegada han sido grandes, quizá porque era lo querido y lo deseado,... agua fresca,... " de cuando nos vamos haciendo mayores y necesitamos que las campanas suenen a celebración "
.... nuestro deseo....
Nos gustaría a mi mujer y a mí, que la misma confianza que tuvimos con nuestros abuelos la tengamos con nuestro nieto Mateo,... por lo pronto, sabemos lo que es la ternura,... nos la ha traído él de regalo,... .
Esta es la vida que queremos tener con él.
Con emoción...
Chavierín.
¡Enhorabuena de nuevo, Javier!
ResponderEliminarAhora que ya has pasado al estadio de abuelo podrás poner en práctica todas las atenciones y delicadezas que tú recibiste de los tuyos.
Se que desempeñarás tu función con pleno aprovechamiento. La escuela de la vida te regaló la dedicación y atenciones de tu abuelo Luis al que yo también conocí.
Seguro que tu nieto también sentirá tu ternura y aprovechará tus enseñanzas.
¡Un abrazo y mis más sinceras felicitaciones!
Sabes bien que lo haré así, muchas gracias José Luis.
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