domingo, 13 de noviembre de 2022

MIEDO A LA CULTURA


     La cultura es el rescoldo que ordena el mundo. 

     Los países crean las normas para convivir en paz porque no se puede mancillar la tranquilidad. La libertad mal entendida no da permiso para hacer lo que a uno quiera, si no para hacerlo dentro de la ley.

      Los pioneros de estos principios fueron los Griegos, los adelantados, que vieron la conveniencia de crear escuelas para educar a la población y así organizar a su sociedad. Descubrieron que con unos ciudadanos cultos se podían hacer grandes cosas.

     Aparte de la escritura y las letras, enseñaron a la población a reflexionar, a buscar la medida justa de las cosas,... a tener inquietudes,... a preguntarse qué es la vida,... cómo se formó el mundo, y a dar importancia, dentro de la filosofía, al criterio y al sentido común. Unas enseñanzas muy antiguas que invadieron el mundo y que continúan como referencia para hacer  bien las cosas.

     Estas enseñanzas, impregnadas de verdad, siempre han sufrido ataques inmisericordes de los que no quieren cumplir con las normativas, porque las ven como un peligro para su búsqueda de poder; la forma de controlar a las masas es quitarles los medios que les pueden enseñar cosas, los libros, los que te ayudan a conocer, a reflexionar y ver el día a día con más claridad. 

     A lo largo de la historia la quema de libros ha sido el ejemplo claro del miedo que los poderes establecidos tenían a la cultura. Hitler en los comienzos de su poder hizo quemar en grandes piras a todos los libros que no coincidían con su ideario. En la Dictadura de Franco, copiando esas formas, también se instituyó esta norma porque pensaban que allí se encontraba el mal. El pensamiento de los clásicos se dejó de lado y se impuso la teología de la Iglesia, haciendo desaparecer a los maestros, científicos, literatos,... que eran, según ellos, los causantes del desastre nacional.

     Mantener un régimen como el de Franco, requería un control férreo sobre la educación. La iglesia se mostró implacable con sus censuras en los lugares de entretenimientos, mientras las opiniones y descontentos solo se podían dar a escondidas del aguacil. Era una lucha continua para evitar que surgieran las rebeldías. Pero nada se pudo hacer contra la razón, claro estaba, que lo impuesto por desalmado, tenía los días contados. 

    Así era el proceso hace unos años para controlar a las masas, hoy, por medio de las redes sociales, se continúa con esas fechorías empleando, incluso, ese ideario nazi de destrucción, aunque frente a las ideas humanistas de responsabilidad, tampoco tienen nada que hacer. Estamos viendo cómo en Brasil, en Estados Unidos, cada vez son más los ciudadanos que eligen la coherencia para votar.

     Muchas veces me pregunto cómo hay medios de comunicación que están en contra de la convivencia y la calidad de vida de sus ciudadanos, que nos puedan hablar de cultura,... la cultura comienza por los valores.

    A las mentes vanas y abyectas, la sabiduría les supera, por eso hacen lo imposible por ir contra corriente.

    Los clásicos griegos sabían lo que se llevaban entre manos.

    Chavierín.

     

    

     

      

2 comentarios:

  1. ¿Hasta qué punto estamos condicionados por los medios de comunicación y dónde queda el libre albedrío?
    Dos cuestiones de enjundia que darían para un largo debate.
    Menos mal que -muy didácticamente- abordas desde tu blog este tema y fijas varias ideas-fuerza que conviene recordar:
    - La libertad dentro del imperio de la ley
    - Somos deudores de la civilización griega
    - Importancia de la filosofía, el buen criterio y el sentido común
    - Los intentos de control de la población
    - La imposición de la doctrina religiosa
    - Incidencia de las redes sociales...
    Finalizas con una frase que también recojo: "La cultura comienza por los valores"
    Aquí hay mucho para trillar, Javier.
    Y me parece una excelente idea que lo hayas planteado en la entrada de esta semana.
    ¡Excelentes reflexiones!
    Con agradecimiento
    JL

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  2. Agradecido por tu análisis, gracias, José Luis.

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