DE ALGUNA MANERA,... EN ALGUN LUGAR,...
Podríamos decir que la dejadez y las comodidades están alterando la tranquilidad de muchas zonas de la tierra, de aquellas que nos mostraron hace cincuenta años en los libros de la escuela.
Los polos con sus fríos se van derritiendo a causa del calentamiento global. Apenas vemos ya a los osos blancos flotando en los hielos eternos y sí merodeando por los cubos de basura de las poblaciones cercanas,... cada vez tienen más complicado alimentarse porque el deshielo les impide la sorpresa. La dejadez,... los mares por el cambio climático están erosionando las costas y nos dicen que no tenemos interés en solucionar esta catástrofe.
Anomalía puntual que nos puede transportar a otras situaciones por la atracción fatal que ejercen las grandes urbes con sus centros industriales para desmantelar los pueblos de interior de esta España nuestra.
Hace unos días mi hermano en su routier por la Valdonsella, haciendo un turismo de recorrido puntual por sus pueblos, me comentó que están en las últimas por la despoblación. Le contaron que en Navardun apenas quedan veinte habitantes,... en Longás, doce,... en Isuerre parecido,... en Lobera lo mismo, apenas queda gente viviendo allí,... pero lo que más me llamó la atención es que en Petilla,... ya no vive nadie. En estos últimos años ha habido un notable descenso de la población en la zona,... muchos pueblos pequeños de la zona apenas tienen vida.
.... tristeza,... mucha tristeza ....
Sí, bastante apenado me quedé por la noticia, porque de jóvenes estábamos enamorados de la Valdonsella y sus pueblos, siempre estábamos visitando ese entorno con la sierra, era nuestro lugar mágico para observar la nieve del Pirineo desde lo alto,... " donde las rocas de mar inundaban el suelo y lo llenaban de antigüedad ",... " fósiles y más fósiles de las alturas convivían con los hongos blancos de los otoños del frío ".
Recorrer sus sendas hasta llegar a Sibirana completaba el placer de la admiración por lo que construyeron nuestros antepasados,...
Cuando era jovenzano, lo primero que hacía cuando llegaba de la ciudad, era coger la moto y perderme en la sierra. Mi rincón preferido, la vista de Petilla y su val de los pinos, grandiosa,... hasta que se quemó y los ánimos se fueron enfriando con ese lugar. Recuerdo los huertos con su fuente y al señor mayor que pacientemente daba vida a las verduras,... en silencio.
La edad y la historia de hace cincuenta años,... antes había vida, ahora los jóvenes ya no están,... el futuro y la atracción que ejercen las grandes ciudades les obligan a abandonar las haciendas porque la soledad se muestra implacable.
Y en remiendo, mi hermano, el reportero, como noticia de esperanza, para decir que nada está perdido, tuvo a bien mostrarme los trabajos de reconstrucción que han llevado a cabo en la Fuente de la Manzana, él y Pablo Rived, con mobiliario de pinar, para que no se encuentre sola la latica de la fuente,... labor digna de aplauso.
Siempre hay buenas personas.
Con aprecio ....
Chavierín.
La humanidad camina hacia la concentración en grandes urbes. En las ciudades es donde se encuentran los centros de investigación, las industrias, las universidades y todo tipo de servicios. La alternativa de vivir hoy en día en un pueblo es viable pero requiere de muchas renuncias.
ResponderEliminarLas razones, segun Google, son: en la ciudad es más fácil la búsqueda de empleo o conseguir un empleo mejor remunerado. Construir, comprar o alquilar una vivienda. Mejor calidad de servicios sanitarios y educativos. Acceso a educación superior.
Comprendo tu pena pero incluso nosotros pudimos mejorar nuestra situación social gracias a las posibilidades que nos ofreció la urbe.
Y como siempre digo, no es cuestión de todo o nada. Hay margen en la actualidad -creo yo- para aprovechar las ventajas de las dos opciones.
¡Un saludo!
JL
¡Ah! y mi más entusiasta felicitación para tu hermano y mi primo que han tomado la iniciativa para adecentar un lugar tan icónico como es la Fuente de la Manzana.
ResponderEliminarHan realizado un trabajo excelente
¡Enhorabuena!
Se merecen el aplauso.
ResponderEliminarSaludos, José Luis.