Recuerdo aquella tarde de invierno en el pueblo, cuando por la magia del martilleo y trajín, aparecieron unas tartanas de zíngaros prestas para hacer circo del bueno en la plaza del Olmo. El patriarca acordonado con traje negro y bombín de comedia, a modo de recepción, hacía bailar al chimpancé con su trompeta, entusiasmando al público rural que estaba escaso de novedades. Las sillas de anea traídas de las casas hacían corro a la comedia, mientras las faldriqueras de las gitanillas cobraban el diezmo por su entretenimiento,... todo por tres pesetas,... ¡ baila Manué,,, baila Manué ,... baila Manué !.... ¡ pasen y vean, señores !
Un mundo de curiosidad y preguntas se abrían ante mis ojos, ¿ cómo podía ser que unas familias de comediantes llevaran esta vida tan sufrida, yendo de pueblo en pueblo en sus tartanas de trashumancia ?
La verdad y su conformidad de ánimo de cantos y jolgorios cerca del rio, me daban la respuesta,... eran felices. En su mundo, las fogueras y el caldero eran los dueños del rescoldo,... puchero va, puchero viene, repartido entre los actores; los aldeanos se habían portado bien con el pecunio, y el tajo bajo rebosaba en la abundancia,... ¡ vendremos más veces !
Pues sí que encandila, sí, el mundo de la Bohéme y Malasaña, el que se quiere desentender de todo, el que crearon los zíngaros que llegaron a París de otras latitudes en el barrio de Montmartre. Allí nació la bohemia y una forma de vida basada en la alegría de vivir y en los placeres mundanos. Esa vida inspiró el movimiento cultural de París que atrajo a artistas de todo el mundo. Sus ideales estaban basados en el amor, la belleza, la verdad, la libertad,... fue toda una revolución romántica. La vida disipada se entretejía por la noche, el día era el momento del descanso. Le Moulin Rouge era el estandarte del jolgorio y, los cafés cercanos, los centros de tertulia de escritores y artistas que se encontraban bien en ese pícaro ambiente. La cultura y el ingenio continúa hoy en Montmartre como lugar de visita en homenaje a aquellos tiempos.
En España también se practicó ese culto, los escritores de la generación del 98 y la del 27, en sus cafetines de rigor, plasmaron su rebeldía en aquellos años oscuros de lucha contra el tirano de los ejércitos.
Y en esta tesitura de rebeldía escarbo yo, contemplando solo, lo que veo bohemio y virtuoso. Disfruto con las películas de aventuras y detesto las del sufrimiento manifiesto. Me muevo en el mundo de la música y la práctica eterna de aprendizaje de algún instrumento,... quizá para acompañar a los zíngaros de las tartanas. La lectura y la escritura me acompañan siempre, y me entretengo, viendo algún programa puntual de superación en la TV., como Radio Gaga, o como, por ejemplo, con las bellas disertaciones de los premiados en las entregas del Príncipe de Asturias. El rey y la princesa estuvieron brillantes en sus alocuciones,... ¡ otra cosica es !. En lugar de ver el telediario, veo el programa del amor de la Cuatro de gente que busca pareja, que es más entretenido que las manipulaciones a que nos someten las cadenas. Por la noche, dedicación a la lectura y la música, y los lunes, escuchar la radio en Hora 25, con la tertulia de Pablo Iglesias y sus magníficas reflexiones. No soy capaz de aguantar ni un minuto, a los personajes de renombre que durante la pandemia no se portaron bien,... no merecen ninguna atención.
Y así se combina el paso de las horas, escuchando solo a gente que merece la pena, conviviendo a ratos con la naturaleza en el huerto, y rindiendo pleitesía a mi padre y a mi tío Manuel, que también sufrían con el Real Zaragoza.
Esta es mi bohemia "elitista" y rebelde, la que solo quiere lo serio y lo verdadero, dejando de lado la maldad y las malas intenciones.
Me encuentro bien en Montmartre y,... en Malasaña.
El caballero de la foto, estaba tomando pastís,... con agua.
Chavierín.
Estupenda pieza literaria la que has construido remontándote al recuerdo de aquel circo zíngaro en la Plaza del Olmo.
ResponderEliminarPerfecto el engarce con el ambiente bohemio de Montmartre y la reflexión final sobre tu mundo y lo que te interesa.
Cada cual nos buscamos el hueco en el que nos sentimos más cómodos y realizados. Tu te has decantado por el de la bohemia elitista y rebelde aderezado con el sutil cilicio de animar al Zaragoza. Ese mundillo da mucho juego, lo sé.
Me parece estupendo.
Saludos, D. Javier
Varias veces he leído el artículo. Y cada vez lo encuentro más acertado.