Prestos a explicar,... ¡claro que podría ser como la gran evasión!, aunque pensándolo mejor, más bien sería huir de la manipulación en esas tardes de sofá al anochecer, cuando esperas noticias que animen el alma y solo encuentras manipulación de la verdad y poca programación, por eso, cansado, tomas la determinación y te metes en la plataformas que te ofrecen variedad de películas, series y otros entretenimientos para que los ratos sean más amenos.
.... como si comieras palomitas en el club....
Descubrimiento enternecedor con esta serie de Netflix, "Café con aroma de mujer ", serie colombiana de ochenta y seis capítulos muy bien hilvanados, que en el fondo busca promocionar el café de Colombia, con una historia entre los dueños de la plantación de café y unos recolectores muy sumisos con el patrón. La serie te relaja, te entretiene, en ciertos momentos te enfada, pero con unos principios constructivos que te dicen que estas noches de cine han merecido la pena.
En exposición disfrutas con la forma de hablar el castellano en Colombia, con la variedad de palabras que emplean y que aquí apenas conocemos, con las entonaciones, con la musicalidad del habla, que te impresiona y te obliga a querer, más si cabe, a tu idioma universal.
Los patronos y los recolectores,... la clase y la arrogancia se mezclan con el respeto excesivo de los recolectores con el patrón. Pedantería excesiva de la élite muy bien interpretada y una historia de amor entre el hijo del patrón y una bella recolectora que no es bien recibida en la hacienda.
.... nunca se pierde el tiempo.... y quieres conectar,... y comparar
El ambiente del cafetal te recuerda aquellas etapas de la recolección del trigo en el pueblo entre sacos y básculas de precisión. Y, por eso, por tu imaginación, coges tu sombrero de paja y quieres participar en el ambiente, y te integras como uno más del cafetal,... y acabas al anochecer con ellos tomando unas copitas de licor mientras escuchas la música bullanguera del local. Por eso nunca se pierde el tiempo,... y recuerdas de paso, aquellas noches de verano en el bar del pueblo escuchando los punteos de Carlos Santana en la taberna de siempre,... todo te evoca.
Nosotros también conocimos la cofradía del trato y sumisión al dueño o al patrón, en aquellos años de obediencia,... demasiado respeto acarreaban aquellos tiempos.
.... agradecido....
Viendo la serie me sumergí en el mundo de la placidez, de la relajación, del no pensar en otra cosa, de observar a unos actores que se metían en el personaje con una perfección admirable. Al final, el desenlace fue como era de esperar. Te das cuenta que el entretenimiento también se basa en disfrutar de las cosas sencillas,... merece la pena ver esta serie.
Y tanto disfruté que me fui al Corte Ingles a comprarme un buen café de Colombia para rendir pleitesía a la actriz principal, la Gaviota, por todo lo que esta chica sufrió,... hizo un papelón.
Esta serie está teniendo una aceptación mundial.
En estos tiempos es bueno disfrutar de los momentos de ternura.
Con aromas de café....
Chavierín.
¡Si señor! ¡Una ración de disfrute!
ResponderEliminarEn este caso triple ración porque además de disfrutar de la serie, engarzas tus reflexiones con el amor por nuestra lengua patria, los recuerdos del pueblo y, finalmente, cierras todo con el sabor de un buen café de Colombia.
Ese micromundo que cada uno nos construimos, esos momentos de tranquilidad, disfrute y relajación son los que, finalmente, cuentan.
Son ya muchos años de rodar por este mundo para perder el tiempo con tristezas y penalidades.
¡Un abrazo!