lunes, 29 de agosto de 2022

CAMPOS DE AMAPOLAS EN UNCASTILLO


           No sé como expresarlo,... pero lo haré.      Busco alfombras para acomodar el sentimiento que encierra el acto de desagravio a las diez mujeres víctimas, que se celebrará en el cementerio de Uncastillo, y para eso, invito a los campos de amapolas del Loreto,... y a todos las  margaritas de primavera que rodearon sus vidas, para rendir mi pesar.
    .... "quizá ellas fueran las mujeres del cuadro"...

     Para acompañar el relato, pongo los brillos de la azada de barranquera, de tierra dura y mísera, estrellas del sacrificio y vuelta a empezar,... no había tregua en las manos deformes,... por eso buscaban la libertad,... eran las  mujeres y madres de esos jornaleros.

     La delicadeza natural, el correr de esa agua de lluvia por las calles de pedregal, haciendo remansos hasta llegar al final, se mezclaba con el futuro de tierra y libertad prometida que enseñaban los maestros en las escuelas de Uncastillo.

     Y para nombrar me viene a la memoria, el vuelo del delantal que portaba en su bolsillo el dedal de costura de tranquilidad de ánimo, y ese anillo de compromiso eterno,... los dos estuvieron a su vera,... hasta el final

     Y me ayudo del servicio asistencial de la sábana del pajar extendida en el suelo para aliviar el llanto y para atrapar el remedio al desasosiego de lo injusto y demencial,... esas mujeres no pudieron ir más por agua a la fuente porque la maldad les impidió hacer de su vida una esperanza como crían les pertenecía,... como el sonar de las campanas de Santa María,... que también les pertenecía,... nada de eso pudieron disfrutar....

     Solo quedaron de aquel desenfreno las caras de amargura apoyadas en las manos del dolor  y el color de la tristeza, cuando a estas señoras se las llevaban a otro lugar para ocultar la vergüenza del castigo ejemplar.

     Después de ochenta y seis años los restos de estas señoras vuelven a su pueblo en unas urnas de remisión, ochenta y seis años de abandono y castigo fuera de su pueblo, de ocultación, porque en este país abundaba el desgarro de la venganza eterna....

     Sus verdugos ya no están,... no pintan nada,... solo nos quedó ir a ese lugar de injusticia para recoger sus restos y darles sepultura con emoción contenida.

     Sé que siempre permanecerán aquí,... con nosotros,... felices,... dichosas, entre nuestros campos de amapolas y primaveras.

      Ya están en su pueblo.

     Con respeto,... mi pequeño homenaje.

     Javier Cay, el de la plaza de Santa María.

     Chavierín.

      

      

      

     

2 comentarios:

  1. Este escrito de desagravio te engrandece, Javier. Porque era de justicia que se recuperara esa memoria que yacía dormida (interesadamente) con la abyecta intención de "pasar página".
    Cuando lees la noticia de la recuperación de los restos y los detalles sobre las pobres desdichadas que fueron vilmente asesinadas, a cualquier persona de bien se le encoge el corazón.
    Ahí va pues mi público agradecimiento por las bellas y sentidas líneas que les has dedicado. Me sumo a tu homenaje.
    También con respeto

    JL

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  2. Sabes que en este mundo del respeto, eres bienvenido. Saludos de Javier.

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