martes, 24 de mayo de 2016

SAN ISIDRO Y LOS TOROS,... by Chavierín

      " Lo que ves, lo que sientes, lo que te han mostrado desde pequeño, los gustos y costumbres de tu entorno, de tu tierra, serán parte de tu relicario existencial, como sello de denominación de origen hispano, entre el toro y tu realidad, queramos o no, sello inconfundible,... pero con matices " 

      Sería a mediados de los años sesenta, cuando este escribidor de ocho o nueve años empezó a conocer el mundo del toro; el lugar de la "alternativa "fue en el salón brillante de casa Palomo de Uncastillo, donde titilaba una de las primeras televisiones de entonces. Entre mi padre y Eleuterio me encontraba yo, en silencio, observando las corridas de toros con los diestros  del momento, Paco Camino, el Cordobés, El Viti,... cuyas faenas eran objeto de comentarios de los presentes. Allí conocí el salto de la rana del Cordobés, las banderillas, los claveles y timbales, las ceremonias de la presidencia, los pañuelos, los maestros, las cogidas, las salidas a hombros por la puerta grande y la música de la España cañí.

     Ahí empezó el germen de mi afición somera del mundo de los toros, por los comentarios y la emoción que les causaba  ese mundo taurino y por el roce que emana del toro bravo muy nuestro en la Hispania.

     Y pasados cincuenta años el ínclito maletilla continúa, cuando tiene ocasión, disfrutando de los toros y de las figuras actuales del momento, conociendo los estatuarios de moda de José Tomás, el máximo gladiator, y los grandes maestros de las reboleras. Mi poco conocimiento taurino, tengo que decir, que lo aprendí de personas doctas en el mundo del toro y las ganaderías, de las explicaciones de los que van de plaza en plaza disfrutando del toreo de altura, científicos encastados en grandes tertulias taurinas y sabios en explicar el manejo del capote, el toreo largo y en corto, la nobleza del toro, la trasmisión de una buena faena a los tendidos.....

     ..... y secuenciaré....

    Este último mes, a moor del descanso en el trabajo, vengo disfrutando por televisión de las corridas de la feria de San Isidro; por la plaza de las Ventas van desfilando las máximas figuras del torreo, nerviosos, sabiendo de la exigencia de esa plaza, público muy entendido y rancio de costumbres en el mundo del toro,... buscan el máximo entendimiento entre el toro y el torero, les gusta el toreo puro, dejando de lado las escenas de valentía  y riesgo que no son merecedoras de premio,... así lo entienden. El problema viene en el mundo delos principiantes, de los novilleros, cuando torean en esa plaza, que la conciben como un santuario al que hay que venir a triunfar pase lo que pase, dándolo todo, como dicen, poniendo en riesgo su vida con apenas veinte años.

    La tensión en las novilladas da que hablar, el arrojo desmesurado sin control, llega a molestar al espectador,.... no disfrutas, porque el desastre se ve venir con esos novillos de quinientos kilos que les ponen. Es como una plaza romana de gladiator con la enfermería cercana al sacrificio, con imágenes y momentos que ponen a la fiesta en peligro por su crudeza.
    
 ..... y argumentaré     
    
     Los comienzos del torero joven  cuando su mente es impulsiva e inexperta traerá muchos disgustos por la trascendencia de las imágenes que demonizan  la fiesta por su excesivo peligro,... no exijamos tanto y enséñenles la pureza del toreo con los mínimos riesgos.

    Malos tiempos corren, pues, para el mundo taurino, la presión social se acentúa cada vez más; las imágenes de los toros maltratados con el estoque y la puntilla muchas veces resultan muy desagradables y, pienso, que no estaría de menos el buscar otras fórmulas con menos sufrimiento para el animal, si queremos que la fiesta continúe.

    Los tiempos, la sensibilidad actual que rechaza el dolor en muchos ámbitos de la vida, nos tiene que hacer reflexionar.

    Es lo que observo.

     Chavierín

    

     

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