Su misión se relega, después de la batalla, a la de acompañar a los frutos del campo extendidos por doquier,... a los útiles de labranza,... a las canastas y canastillas que en su día arroparon la cosecha de los esfuerzos y a ser los guardianes del saber como útiles del conocimiento. "
Y retorné otra vez a ese lugar, a la casa donde los recuerdos duermen, a la casa de la plaza, con mi mente y mis momentos, a recoger a los testigos doctos de enseñanza y disciplina, a los libros capitulares de años y periplos de formación,... ¡ dende niños rebeldes !, hasta los encuentros serios de pizarra y expresión con Prometeo el Griego, textos de asignaturas acumulados año tras año y guardados en las buhardillas del abandono.
Y allí llegué y allí estaban, en la artesa, apilados y empolvados, acostumbrados a los silencios de los muebles olvidados y a la compañía de los útiles del campo.
Pude ojear su contenido con delicadeza y pequeños soplos, sintiendo curiosidad al levantar las tapas porque esperaba encontrar algún detalle de mi etapa estudiantil escondido entre sus hojas.
Y así fue, entre tratados de arte e historia, afloraban los héroes de las Termópilas y los Tracios romanos, traducciones puntuales de su vida y milagros, literatura francesa y gramática española con abundantes dossieres del espíritu nacional de aquellos años y muchos apuntes de religión y sus conveniencias. Destacaban, también, los nuevos libros modernos, con gran diseño y colorido, los de los números, física y química, que recuerdo supusieron una novedad en el mundo editorial acostumbrado al blanco y negro.
Estas consultas pausadas también incluían la aparición de los rostros genuinos del profesorado. El recuerdo obligaba a recrear unos pequeños cortos sobre su persona y aderezarlos con ciertas sonrisas..., ¡¡ cómo pasa el tiempo,... don Fermín !!,... me preguntaba en mi soledad..... don Pedro,... Mª Jesús,... Fray Mauro,...
A todos rendí pleitesía, y ellos, muy educadamente, asintieron y me dijeron que me guardaban algunos secretos entre sus hojas. Sorprendido descubrí dibujillos perdidos en los márgenes,... las torres de Uncastillo, amado pueblo en la lejanía,... postales de felicitación puntual de la familia,... cartas,... exámenes tibios y aprobados, y alguna que otra reflexión sobre la existencia, redacciones y alguna pajarita de papel..., y algún Pío Baroja pintado con melena.
Entre medio de estos hallazgos encontré una cartulina de papel secante, el que empleábamos en los dibujos artísticos, sencilla, publicitaria, pero que escondía un detalle curioso, en ella figuraba el nombre de mi apreciado compañero de clase Chemari Aznárez.
Sentí una emoción contenida, tristeza,... porque hace unos años que nos dejó,... demasiado joven,... una buena persona con la que tuve la suerte de convivir, uncastillero universal que lo llenaba todo.
Este era el secreto más emotivo que me guardaban los libros,... tristezas de la vida misma.
Me acuerdo mucho de él.
Chavierín
Los libros... Los mejores amigos de los hombres. Siempre dispuestos a mostrarnos sus sorprendentes secretos. Siempre aguardando la mano amiga que desvele su contenido.
ResponderEliminarCon gran sensibilidad y finura detallas tu relación con los libros y lo asocias magistralmente con los recuerdos que te evocan. Una pieza más en tu emotiva colección de recuerdos tan sabrosamente evocados, tan magistralmente escritos.
Un abrazo. JL