lunes, 18 de mayo de 2020

LO QUE QUEDA EN LA RETINA DE UNCASTILLO

          Como oro en paño guardo los relatos que mi padre un día me contó de aquellos años aciagos en Uncastillo. 
     Los quiero dejar en libertad pero prefiero que se queden en el lugar de las tristezas porque causaron mucho desasosiego. Solo les daré permiso a los momentos llenos de afabilidad que se quedan en la retina para toda la vida.

     .... Actitudes que engrandecen....
     
     Como cuando los vientos del Este afectaron al pensamiento de la dignidad en Uncastillo. Los menesterosos, que pedían el pan y el jornal en medio de los latifundios, después de respigar los campos detrás de la segadora y rellenar el capazo con alguna almendra perdida para completar el puchero.
     Por esas circunstancias de hastío calaron los mensajes de libertad de la República, " Todos tenían derecho a disfrutar de lo que la tierra ofrece ", y escribir con gran infortunio el eslogan ," La tierra es para el que la trabaja ".
      En medio de tanto pensamiento y tanta reflexión quisieron aprender a leer y a escribir para  informarse de lo que pasaba en el mundo y dejar atrás la ignorancia,... esto me contaba mi padre,... lo que engrandece,... la actitud,... lo duro y cruel, también me lo contó, pero no toma parte de este relato.
    Y por eso quisieron que estudiaras y te enviaron en un Seiscientos a estudiar con los frailes a Elizondo,... a los de los calcetines negros, los mandaron al seminario de Jaca a darle al latín y a la sabiduría,... querían lo mejor para sus hijos. Y cuando te preguntaban por esos lares de Dios de qué pueblo eras, esperabas la frase,... ¡ Vaya pueblo chulo que tienes !,... a pesar de todo, nos enseñaron, también, a sentirnos orgullosos de ese lugar.

    Como oro en paño guardo esa sensibilidad,... como cuando ves desde el corral Dinsa, a lo lejos, las torres del castillo,... esa imagen se queda en la retina toda la vida. O cuando desde lo alto de la torre del homenaje divisas con miedo el poderío de tu lugar de nacimiento.
    Y aprendes a amar el arte,... y las torres y las iglesias,... y los sonidos de las campanas, y memorizas en las noches de la ciudad los nombres de los manantiales, y los detalles,... de cuando te agachabas a beber agua de rodillas,... o cómo colocabas la mano en el pozo de manivela de la plaza del Olmo para hacer un remanso,.... 
     Y recorres las cabañas de las veredas, aquellos santuarios que en tiempos nos protegieron. Te predispones y paseas por la Medina con los hombres de renombre antiguo, mi tío Babil y Ezequiel y los acompañas hasta el huerto de la Luna, para soltar el agua para regar,... eran doctos con la siembra.

     .... con respeto siempre....

    Algunas veces repasas los destinos de los que te acompañaron por el lugar y compruebas que muchos ya no están,... y los buscas en tu retina para recordarlos porque tomaron parte de tu recorrido vital en el pueblo,... a veces la emoción también hace acto de presencia.

    Esta vez toca escribir sobre sensibilidades y sentires,... tu raíces son fuertes y quizá por estos días tan complicados, salgan a relucir los sentimientos.

    Qué le voy hacer.

     Chavierín

     

    

1 comentario:

  1. ... ¡Y bueno es darles rienda suelta a esos sentimientos!

    Según pasan los años nos vamos haciendo más conscientes de la huella, la impronta que nos dejaron los años de infancia y juventud en el pueblo.

    Tu lo has plasmado con vehemencia y con acierto. Me alegro que persistas en tu labor de guardián de los recuerdos.

    Buen trabajo, D. Javier.

    Saludos.

    JL

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