domingo, 15 de junio de 2025

LAS SENDAS DE LA VIDA ( CAPT. 1 )


           LA   HACIENDA   DE   UBIO

Cuando de pequeñín decidieron que tendría que salir de casa para conocer el paraje que alimentaba a la familia, seguro que lo hice montado en la burrica de mi abuelo Luís, presta para llevar las hortalizas y los huevos de gallina envueltos en la cesta de mimbre. 

     El curso de iniciación lo comenzaría bajando por la calle de la Lechuguilla camino de Ubío, atravesando el puente y la huerta de Mola hasta llegar al Macelo,... digno lugar de sacrificio para alimentar a los paisanos.

     De seguidas me encontraría por el camino, antes de llegar a la Medina, con un azarollo que pujaba en altura con la pared, y pasada la curva al final, la visión a lo lejos de un lugar de oración, la ermita de la Virgen del Loreto, en silencio, y siempre mirando al sur con sus bancos en la puerta, como esperando a los peregrinos que venían del pueblo a rezar. Algo tendría esta ermita dedicada a la Virgen, de blancas paredes, para que la gente le tuviera tanta devoción. Dicen que las amas de casa después de comer organizaban paseos para visitarla porque les reconfortaba el espíritu. 

     A continuación, el camino lento con las curvas hasta llegar a las alturas del corral de Barella y descubrir el mundo que habitaba en las lejanías de campos sembrados al albur del trigo y la cebada.

     Los cuerpos se balanceaban encima de la burrica por caminar por esas sendas milenarias, entra curvas, que alcorzaban el camino para llegar a esa tierra prometida. Y aumenta más el ascenso hasta llegar a esa plana de las alturas desde donde se divisaba los campos dorados con chopos que dibujaban del cauce del barranco a los lados de la mies,... ya estamos llegando.

     Y desciendo al fin para llegar al corral, a esa cabaña de pozal en la chimenea y a la mejana de esquilas y balidos. Y desciendo del paciente animal, ayudado por los brazos de mi padre,... y quiero correr y visitar,... y veo salir a las gallinas del corral, que me miran y me miran, porque ven que este jovencillo es nuevo en el lugar.

     No sabía por dónde empezar, era el principio de conocer un mundo fantástico que el tiempo me tenía que mostrar.

     Sí, que fue una experiencia chula, recordada y muy vivida en ese lugar para mí de ensueño,... las sendas de la vida.

     Con respeto.

      Chavierín.  

2 comentarios:

  1. Guardas un excelente recuerdo de esos viajes de iniciación. En muchos aspectos yo también me siento retratado con experiencias similares, si bien Gabardilla era más agreste.
    Una infancia muy original y muy peculiar.
    Si el recuerdo perdura es porque todas esas andanzas las vivimos con intensidad.
    Bello episodio el de hoy por las sendas de la vida.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Gracias, José Luis, por tus palabras, que pases un buen verano.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar