Siempre tuve la ilusión de tener una pequeña pajarera en el vadinal de los sueños, para disfrutar y que la pudieran venir a habitar ciertas pequeñas aves del paraíso.
El alquiler de la estancia iba a ser gratis y, a cambio, sólo se pediría, compañía y trino, admitiéndose además, pájaros de todos los colores, sin distinción, los lucanos, herrerillos, cardelinas, petirrojos,... y los tímidos pin-pines,... y, después de dar las entradas en el local,... les presentaría el variado menú de gránulos y alpistes,... y en el reposo, tendríamos nuestras buenas conversaciones de historias de su mundo mágico entre zarzales y moreras, lagunillas y pasaderas de los ríos,... y al petirrojo le preguntaría, de dónde le viene la afición de entrar a los patios de las casas sin pedir permiso,... y, al cuclillo, el porqué canta sólo por las noches.
Acabaríamos las largas jornadas disertando sobre la libertad,... sobre el canto,... sobre la natura y, después de recoger la mesa y hacer los cumplidos, retornaría a la realidad e iría a dar vuelta por la "pajarera nacional ", aquella que no tiene ni pies ni cabeza, a la de los desmanes y soberbia, a la del compadreo y favores mutuos, a la de la desidia, y a la que, por lo visto, hace tiempos que no recibe catálogos de conducta, ni riquezas de pensamiento, ni de respeto a la inteligencia.
Lo tendré complicado porque no será fácil controlar tanta patica prensora de buena vida y pecunio,... de despistes, de huir a no sé dónde, o,... bueno sí, a las playas del descanso sin solucionar nada.
Se irán con pocas ganas de hablar, en silencio, como mirando a otro lado esquivando los gritos desesperados de los que le recriminan y reprochan; y no esperemos, que se pongan las pilas los señores de la pajarera de San Jerónimo, porque organizar el país y ponerse de acuerdo les viene muy grande.
Pasa el tiempo, llegan los agostos, y las conciencias tendrían que ir funcionando a pleno rendimiento, pero no es así, es la coyuntura,... dicen.
Vuelvo frustrado y les cuento a las aves del jardín de mis sueños, que esos pájaros no entienden nada de libertad ni de buenos principios,... y con aturdimiento, me quedo con el cuclillo a interpretar unos cantos nocturnos para ver si se le va la timidez y canta de día.
Chavierín.
¡Otra perla que añadir al estupendo collar que vas configurando con tus artículos! Me ha gustado mucho el artículo, el enfoque y las reflexiones que presentas, Javier. ¡Menudos pájaros nos están gobernando!
ResponderEliminarTendremos que colocar unas varas con "besque" y atrapar a los más voraces, a los agresivos y peligrosos y meterlos a perpetuidad en una jaula de barrotes reforzados para que no se escapen.
Un abrazo. JL