domingo, 9 de marzo de 2025

¡ AH ! PAJARO, PAJARO ¡


         En la sala de espera de los setenta años se encuentra este escribidor, acaba de ser llamado al orden con revisión del facultativo, y presto se encuentra ya, para hacer la vía ferrata de los ochenta con más dignidad que una vara de avellano,... al menos, esa intención tengo doctor. Un poco abrumados están los quintos del 55 por la edad.

    .... pero a pesar de todo, entre la resignación ....

    ¡¡¡ Ah,  pajaro, pajaro !!!,... felicitación dulce y bondadosa de personas que se alegran y te quieren bien por tu llegada a ese escenario de cumpleaños.

     Celebración por la llegada a esta respetable etapa de la vida, atravesando páramos y costeras, con parada y fonda entre música y tristezas, a veces con trajes serios de formalidad y acudiendo a filas y disciplinas en las empresas que apenas te dejaban ver el sol.

     A partir de esa frontera de las obligaciones, todo esto lo quieres olvidar y te vuelves a escondidas, un hijo del Rock and Roll porque la mente es lo que quiere, aunque el encofrado no te acompañe. Ese es el rastrojo laboral que queda y que todavía te araña en los sueños porque no se quieren marchar. Pero bueno, a los setenta, el control se puede aguantar, y lo que fue inmisericorde, a los ochenta, irá tomando el camino del destierro y nos dejarán en paz para que leamos novelas del Llanero Solitario con total tranquilidad.

     Pues sí, cierta rebeldía tienen los que nacieron por los años cincuenta. La disciplina y las ganas de saber crearon inquietudes que se adaptan muy bien a las modas de este año que contemplamos. Quizá fuimos unos adelantados porque la maldad no iba con nosotros y porque nos dieron unas entendederas para interpretar estos tiempos modernos,... no hay mucha diferencia entre mis opiniones y las de mi hijo. Lo chulo es coincidir en lo decente y en los valores.

     En este relato que estoy construyendo, quiero rendir respeto a todos los compañeros y conocidos que no llegaron a esta meta porque así lo quiso la vida,... siempre están en mi recuerdo.

      Y así fue cómo en un local del Rock and Roll dos abuelos retornaron a esa época acompañados de gente muy joven que les invitó a bailar.

      Nos dejaron entrar en su mundo.

      Siempre agradecido.

       Chavierín.

       

     

     

    

sábado, 1 de marzo de 2025

LEONARD COHEN

 

        Recuerdo a Leonard Cohen, cantautor de música engolada que trinaba sus amores por los parques y teatros del mundo. Veneración sin misterio y una perfecta voz que enamoraba a las féminas,... algo tenía este señor del sombrero.

     Pues sí, en la isla de Hidra en Grecia, encontró Leonard, en los años sesenta, su rincón de bohemia e inspiración acompañado siempre de su guitarra, la escritura y la poesía. Lugar clásico, a la orilla del mar, impregnado de cal blanca y azuletes, que inspiraba a los escritores, pintores y demás bohemios. Al atardecer, las mesas del bar y las botellas de vino griego, amenizaban los encuentros con las canciones del autor.

    .... So long, Marianne ....

    Allí fue el cantor a vivir, y allí acudí yo a observar cómo fue su estancia en esa isla que es preferencia turística en estos tiempos. La ocasión la tuve, hace unos días, al ver la serie de ocho capítulos que presentaba Movistar sobre su vida.

     Leonard Cohen, canadiense, nacido en una familia judía de estrictas convicciones, cansado de vivir en lugares fríos, poco poéticos, como Canadá o Londres, se afincó buscando el sol en ese paraje griego. Allí disfrutó entre el amor de Marianne, su musa, sus neuras, sus amigos, su afición a las drogas y su guitarra tipo Adrián. Tengo que decir que sus vicios cambiaron un poco el concepto que yo tenía de este señor admirado y respetable.

     Me quedo, como recuerdo de este viaje documental, con el bello pueblo costero, con las reuniones de amigos a la sombra de las canciones de la guitarra, las botellas de vino recordando viejos tiempos, con los largos ratos escribiendo observando el mar, con la poesía profunda que inspiró sus canciones, y con las atenciones que recibía de la paciente Marianne por sus depresiones.

      Su vida más allá de los años ochenta, la conocemos por sus canciones. Mujeriego y hombre de grandes conciertos y salas llenas, que anduvo un poco perdido por la vida.

     Al final nos queda su bella música,... la que nos acompañará siempre. So long, Marianne.

    Con el máximo respeto.

    Chavierín.