domingo, 21 de noviembre de 2010

¡ APAGA EL CANDIL ! ,.... es hora de dormir


¡¡¡ Pase pase, Don José,  siéntese que ahora mismo le atiendo ¡¡¡,

Estas eran las palabras, que en plan jocoso le dirigía el escribano al humilde agricultor, mientras él, se entretenía con los amigos de siempre, hablando de sandeces e importándole un pito que un sencillo agricultor esperara lo indecible para pagar sus recibos agrarios.

Pasado un buen rato, y de mala manera, decía que le faltaba tal sello o que no había escrito todo con letra clara y lo mandaba a paseo para una nueva entrevista, yéndose el ciudadano de rigor, abochornado y asumiendo que el que está en la mesa oficial es la autoridad y que había que obedecer . A renglón seguido se levanta, cabecea y lentamente se coloca la boina que se había quitado al entrar y se despide con un,... ! vaya usted con Dios ¡.

Estas son las conductas y los miedos que la población de los años setenta y anteriores tuvieron que demostrar al poder establecido, a los señores de casas rancias, de renombre y con escudo de armas,... era el sino de la sociedad de entonces, triste y obediente, por el sistema político establecido.

Hoy, después de cuarenta años, estos viejos costumbrismos, creemos, que han desaparecido. al menos, las reverenciales, aunque, en los pequeños núcleos se dan las paradojas de entonces que resisten por ignorancia y por la tontería de los dueños.

En la sociedad actual existe un mundo de roles excesivo, buscando la diferencia de grupos, de élites,... ¡ yo doctor !,... ¡ yo matemático !,... ¡ yo químico !,... yo, yo,yo, yo,... como si la existencia la marcara el oficio y la distinción.

El medio de vida es fácil de interpretar,... yo soy maestro y me gano la vida educando niños,... yo soy fontanero y me gano la vida poniendo grifos,... yo soy médico y me gano la vida atendiendo a los pacientes, y después,... los tres al bar,... a tomar algo.
Los tiempos han cambiado. Lo importante es vivir y convivir, que no es poco, y dejémonos de tonterías de diferenciación.

Me voy corriendo, he quedado en el,... pub.

Chavierín.

1 comentario:

  1. ¡Me gusta que escribas artículos metiendo un poco de caña! Los que ya llevamos algún tiempo viviendo en la ciudad tenemos mayor perspectiva para visualizar el trasnochado recurso a la "clase social" que aún persiste en algunos pueblos, por no decir en el nuestro...

    Por eso, aunque nunca renunciaré a mi pueblo, me encanta la ciudad; por su anonimato y cercanía al mismo tiempo, por su igualitarismo social, por sus posibilidades culturales, por sus amplias miras y por muchas cosas más. Un abrazo. JL

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